La polémica sobre la inteligencia ha adquirido en los últimos tiempos un espacio privilegiado en los debates sociales a nivel mundial. Nadie permanece hoy en día indiferente ante este tema. Tanto las afirmaciones sostenidas desde el sentido común, como las provenientes del campo científico, intentan explicar los orígenes de la inteligencia, fijando sus límites. Particularmente en la institución escolar, la inteligencia ha sido utilizada como un instrumento natural de legitimación, que ha reproducido la injusticia social al clasificar veladamente a los estudiantes, de acuerdo al lugar que supuestamente les correspondería ocupar en esta estratificada sociedad. Las conclusiones a las que arriba lúcidamente la autora sobre la inteligencia escolarizada constituyen una herramienta crítica respecto de las miradas ingenuas sobre la inteligencia y sobre sus efectos en los resultados escolares. Este libro intenta transmitir asimismo la esperanza de que serán cada vez más los maestros que resistan los destinos inevitables de sus alumnos, especialmente de los más excluidos de esta sociedad.
