Enamorados de la poesía y sedientos de gloria, David Séchard y Lucien Chardon sueña en su provincia con París y planean estrategias para hacer fortuna. Séchard, hijo de un impresor, se decanta pronto por el matrimonio y por una labor lenta y callada. Lucien, más ambicioso y menos paciente, logra abandonar Angulema y llegar a la capital, donde pretende conocer a los grandes y publicar un libro de sonetos, para introducirse así en el mundillo de la literatura y el periodismo. Un ambiente que Balzac conocía por experiencia y del que dejó en esta trilogía, escrita entre 1837 y 1843, un retrato memorable.