Bancos y empresas españolas durante la última década del siglo XX, tras su expansión vertiginosa en América Latina, se convirtieron en multinacionales, para posteriormente transformarse en globales, ganando tamaño, poder, influencia y presencia internacional. Nuevamente se podía decir en verdad: sol mihi semper lucet, el sol brilla siempre sobre mí. Con la llegada de la crisis, de extrema dureza y consecuencias insospechadas para las economías desarrolladas, se ha hecho más evidente la irrupción de los países emergentes, que con sus empresas multinacionales como punta de lanza, han transfigurado la economía mundial en latitud y longitud. España y sus multinacionales ante esta gravísima sacudida, que depara unas realidades inéditas en el sistema económico y financiero mundial, deben estratégicamente hacerle frente desde la colaboración-cooperación pública-privada si no quieren perder tamaño, poder, influencia y presencia internacional.