Carlota Fainberg es probablemente una de sus más perfectas narraciones. Como les ocurre a los agrandes escritores que llegan a su madurez creativa con el dominio absoluto de las herramientas de su oficio, ha conseguido combinar registros muy diferentes que refuerzan y esclarecen el sentido final de la historia. Humor y satira social dominan en esa especie de comedia de costumbres contemporáneas que tiene lugar en el forzado encuentro de dos hombre en un lejano aeropuerto. Y se prolongan en la divertida historia de intrigas universitarias y sofisticados especialistas en teoría crítica, todos al acecho de interpretar una y otra vez lo que escribieron otros. Una novela que no tiene otro público que todos aquellos a quienes gusta la auténtica literatura.