Francisco de Miranda no sólo fue un precursor también fue uno de los principales actores de la primera etapa de las luchas por la independencia de América. Miranda abandonó España hacia la América española, en 1783 huyó desde Cuba a los EEUU. Pretendía conocer de primera mano las formas de gobierno existentes, y persiguiendo esa finalidad viajó por Europa mientras esperaba una rehabilitación por parte de Carlos III. Sin ser plenamente consciente de ello, emprendía una aventura vital compleja, en la que encarcarnaba el contradictorio papel de aristócrata-internacionalista opuesto al monarquismo español.