Publicada inicialmente en 1976, La tarde del dinosaurio , con uno de los escasos prólogos escritos por Julio Cortázar que la saluda como una de las voces más fascinantes de la narrativa breve. Citando a Julio Cortázar en su texto de presentación Invitación a entrar a una casa: “Se diría que escritores como Cristina Peri Rossi repiten sin saberlo el oscuro arquetipo del palacio de Barba Azul: habitaciones, corredores de espejos, puertas condenadas o prohibidas, siempre puertas para aquellos que prefieren el horror y la muerte a la renuncia de no abrirlas. Un cuento termina y otros empiezan en la habitación siguiente”. Dice, a continuación, citando a un cineasta aragonés: “Como en Cría cuervos , la película de Carlos Saura , la sola mirada de la infancia triza para siempre una sociedad obstinada en seguir negando lo que es”. Ocho historias de hermanas y playas, de fotografías y desamor, que sufrieron la censura española en 1976 (Editorial Planeta) y que fueron recuperadas en 1984 (Plaza y Janés). “Pensó que si hubiera llevado su pequeña máquina fotográfica (regalo de su padre número dos el día de su último cumpleaños; su padre número uno le regalaba cosas más originales y menos ambiciosas: una caja de fósforos de Teruel, un sello de la guerra de España, o simplemente nada) hubiera podido tomar una magnífica fotografía, una fotografía de gran efecto” (del relato que da título al libro: “La tarde del dinosaurio”). Cristina Peri Rossi es, indiscutiblemente, una de las grandes escritoras hispanoamericanas, y aunque ha destacado en casi todos los géneros, quizá sea el cuento donde ha demostrado mayor originalidad, destreza y versatilidad.
