El comienzo de la vejez puede ser tan gradual que suele sorprendernos descubrir que hemos entrado en esa etapa. Los cambios en los sentidos, el aspecto, los reflejos, la fortaleza física y el apetito sexual son innegables- y, por lo general, mal recibidos-. Sin embargo, Sherwin B. Nuland demuestra que envejecer también tiene sorprendentes aspectos positivos. La edad concentra la mente y la energía del cuerpo, lo que conduce a muchos a nuevas fuentes de creatividad, percepción e intensidad espiritual. Envejecer no es una enfermedad, sino un arte; y para aquellos que lo practiquen bien, puede proporcionar extraordinarias recompensas. He emprendido el viaje mientras lo describo, afirma Nuland, que ya ha superado los 70 años y cuenta con casi cuatro décadas en el ejercicio de la medicina. Partiendo de su porpia experiencia vital y laboral, así como de las de sus amigos, Nuland retrata la asombrosa diversidad de formas de vivir la vejez. La fuerza interior, la profundidad de las relaciones eprsonales, la constatación de que la carrera profesional no define la identidad, la aceptación de que algunos deseos quedarán incumplidos...
