Gracián es un testigo excepcional del humanismo cristiano. Este trabajo intenta despejar la forma íntima de su pensamiento, que gira en torno al binomio fe y razón, y de su actitud religiosa, que, germinando de la Sagrada Escritura y de los escritos ignacianos, se mantiene como guía de toda la obra. En sintonía con la mística de la Compañía, Gracián, contemplativo en la acción, piensa el enigma del hombre desde la inmensa luz de Dios.