Leído por Salvador Novo el día de su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua en 1953 - mismo año en que fue publicado por vez primera por el FCE -, este ensayo hace una revisión deliciosa y amplia de cómo las aves eran una imagen recurrente en la poesía castellana de los siglos de oro. Con la ironía y el humor que caracterizan la escritura de Novo, se insertan en cada capítulo reflexiones sobre el abandono actual de los antiguos símbolos y sobre cómo la civilización industrial ha limitado casi hasta su extinción nuestro testimonio de la naturaleza. “El tema fue incubándose de un modo tan casual, tan botánico, como el Ibis concibe, “si tradición apócrifa no miente”. Sugiriómelo, por vuelos cada vez más altos, el canto, y meditar en él con qué reiterada frecuencia ocurren todavía en las canciones populares los pajarillos, y cómo, en cambio, han huido de la poesía moderna. Quiere dotársela ahora de un contenido social, por el que se entiende el dominio mecánico y brutal de la naturaleza. (…) Si el proletario o la enamorada quieren escuchar música, una jaula mecánica de onda corta traerá hasta su alcoba las melodías (…) que no supieron sus canarios extintos; si el papagayo les brindaba respuestas, no tendrá ahora sino que conversar por teléfono con sus amigas. Los caballeros modernos no tendrán halcones ni azores mudados, sino automóviles, o irán a pie, con sólo la cabeza a pájaros. Y la poesía ha de ser como la vida, hasta cuando la vida no es poética. El abandono de los antiguos símbolos es uno claro de nuestro ingreso en la civilización industrial.” Salvador Novo
