El 26 de abril de 1986, a la una y veinticuatro de la noche, un acontecimiento desastroso, definido como la mayor catástrofe tecnológica de la era moderna, hizo su aparición en la historia marcando la vida de millones de personas. Aquella noche explotó el reactor número cuatro de la central nuclear de Chernobyl. Han pasado más de veinte años. El 7 de septiembre de 2005 el Forum Chernobyl de Viena, presenta el estudio El legado de Chernobyl: impactos sanitarios, ambientales y socioeconómicos, que pretende minimizar y rediminsionar los daños y las consecuencias del incidente, relegando a Chernobyl al pasado y a la historia. Pero Chernobyl, desgraciadamente es otra historia: la de una herencia que demasiadas personas tratan de esconder. Pierpaolo Mittica como fotógrafo, ya ha viajado a Bosnia, Kosovo e India para registrar los estragos dejados por la guerra y por la pobreza. Ahora, eligió Chernobyl para dar testimonio de las consecuencias de la explosión nuclear del 26 de abril de 1986, en una obra prologada por la historiadora de la fotografía Naomi Rosenblum y con introducción de la doctora Rosalie Bertell, importante activista antinuclear.
