El empleo de las plantas medicinales en salud humana cumple un papel preponderante en lo atinente a la Atención Primaria de la Salud, atendiendo a casi a un 80% de la población que habita el planeta (según datos de la Organización Mundial de la Salud). La falta de accesibilidad a los medicamentos básicos ha sido una constante para los países en vías de desarrollo en los últimos 25 años, lo cual ha generado la necesidad de incorporar aquellas prácticas tradicionales propias de civilizaciones muy antiguas pero que han marcado una impronta en el acervo cultural de muchos países. La incorporación de estas prácticas tradicionales ha de estar enmarcada en un contexto científico validado con modelos in vitro, en animales y en ensayos clínicos humanos. Las escasas novedades terapéuticas aparecidas en el mercado por medio de los productos de síntesis -de los cuales más del 88% se basan en estructuras químicas preexistentes- han producido una inundación en el circuito farmacéutico con productos muy similares entre sí. Ello ha provocado una nueva y fuerte mirada retrospectiva hacia las moléculas o principios activos integrantes de las plantas medicinales. Es por esto que la investigación básica sobre plantas medicinales ha cobrado un inusitado interés a nivel académico, comercial y gubernamental en la mayoría de los países. Hoy ya no se habla de yuyos o hierbas sino de FITOM EDICAMENTOS ó NUTRACEUTICOS. La fitoterapia clásica al incorporar todos los aportes provenientes de la Fármaco-biotecnología, ha dado lugar a una nueva ciencia: la FITOMEDICINA. Una de las maneras de jerarquizar esta práctica ancestral -llevando este nuevo caudal de conocimientos a los profesionales de la salud- era contar con un texto apropiado a esta renovada demanda de conocimientos y exigencias del mercado que, pudiera responder a las expectativas generadas por la irrupción en el mercado farmacéutico de cientos de principios activos de origen natural de sconocidos para la gran mayoría de los agentes de salud. Una de las maneras de