Como se deduce claramente de la lectura del siguiente índice, se trata de una extensa obra nueva, totalmente completa del Derecho procesal penal español y actualizada con la jurisprudencia de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional y también del Tribnunal Europeo de Derechos Humanos con sede en Estraburgo, y la mejor doctrina procesal penal española, fundamentalmente. En realidad en libro, inexcusable para los profesionales del Derecho, obedece a un esfuerzo, único producido o realizado, por primera vez, en los países habla castellana por un catedrático de Derecho penal. Se pone de manifiesto la importante relevancia que tiene el Derecho procesal penal en el nuevo Estado de Derecho configurado, por la Constitución democrática española de 1978. Este no es un Derecho puramente de rito y liturgia, como en ciertos momentos sucedía y se decía, frecuentemente, en el anterior régimen politico del llamado franquismo, pues es, desde luego, como insistimos, concreción de los valores de la Constitución democrática española. En el anterior sentido, puede decirse que el Derecho procesal penal es la manifestación de la concreción aplicativa de la Constitución española y desde luego es Derecho penal, ocupando un papel por demás destacado dentro del ramillete que componen la denominada Enciclopedia de las ciencias penales, según se expresará, de manera feliz, la doctrina penal española (Jiménez de Asúa), a finales de primer tercio del S. XX. El libro constituye una apelación al sentido común, poniendo de relieve que el Derecho procesal penal es, desde luego, Derecho penal, o mejor, Derecho constitucional aplicado, una vez que ha sido eliminada cualquier influencia de anteriores ideas totalitarias sobre el mismo o actitudes de ignorancia o menosprecio de ésa muy importante rama del saber jurídico. Con esta obra, muy completa, extensa y significativa, se someten a valoracion critica opiniones de la doctrina española y extranjera, así como especialmente de la jurisprudencia penal y constitucional conforme puede deducirse de la simple lectura del