El ritmo de la vida, de la respiración, de la sangre habita en cada palabra. En ella encontramos tantas veces la fuerza y las razones de las que carecemos. Y las emociones y los sentimientos que nos confirman que sin afectos no hay conceptos. Pensar no es un mero acto mental, una actividad para acreditar o justificar la falta de sensibilidad o de sensualidad. En un tiempo difícil la palabra nos acerca al otro, nos relaciona, nos vincula y muestra en ocasiones la distancia irreductible. Estos textos retornan al público del que brotaron. Nacieron por los demás y en esta ocasión se abrazan con quienes los alumbraron. Son latidos de la palabra. Algunos de los títulos de los capítulos del libro son: «La pasión razonable», «La inteligencia erótica», «La soledad tan nuestra», «Reír juntos», «Consultar con la almohada», «Los compañeros de trabajo», «Arropados al vestir», «Dolores del alma», «El cuerpo con los años», «Las malas horas, las horas malas»… Ángel Gabilondo nos hace partícipes con este libro de los que son para él y para todos nosotros los conceptos fundamentales de la vida: el amor, la ética, la fidelidad, la amistad… En definitiva, Ángel Gabilondo reflexiona, y comparte con los lectores, sobre los pilares de nuestra sociedad hoy en día.