Como un relato creado por un imaginativo narrador, este barrio fue aquilatando en medio milenio de vida suficientes contrastes como para dotar a su historia de un sugestivo encanto. Una especie de conjuro benéfico trastocó mágicamente su geografía para convertirla en un lugar de atractivo turístico, de refinados gustos, diversión nocturna y glamour aportado por uno de los colectivos contemporáneos más dinámicos. Atrás quedaron largas décadas de abandono y marginalidad. Pero, su presente fulgurante no puede desprenderse por completo de la historia. De los legendarios chisperos, de su valentía demostrada en cuantiosas jornadas memorables, de las leyendas y pintorescas costumbres del vecindario, de la particular mezcla de palacios, conventos, corralas y casas bajas, y de las personalidades ilustres que transitaron por sus calles. Esta historia podría haber sido imaginada por un ingenioso narrador de cuentos, sin embargo, fue la rueda de la historia que tuvo esa particular manifestación en el devenir de esta barriada y que reviste del suficiente encanto como para ser contada.