Como todo retrato poliédrico y complejo, el que hace aquí el doctor Guimón de Baroja –a quien con mucho pudor se atreve a psicoanalizar, un poco con la venia de su colega, el propio doctor Baroja–, recompone en su conjunto una de las miradas más profundas sobre la personalidad del gran novelista vasco. Hay en este nuevo libro un algo de atrevimiento, como tiene que haber en todo análisis intelectual que pretenda o aspire a ser auténtico. Su autor, que ha hecho de la ciencia médica elemento de razón, dedicación y experiencia, ofrece un delicado retrato de Pío Baroja. El doctor Guimón, sabio prudente en el Psicoanálisis aplicado, no ha ido a la anécdota, sino al documento, a la discusión elemental y básica, enraizada, por tanto, en los valores más enérgicos de la conducta científica; discutiendo y planteando sus tesis desde aquellos pronunciamientos que el propio Baroja dejó inmutables. Hay en Baroja un vitalismo acentuado, una lucha por la vida, sin contemplaciones, sin aceptación cómoda de la tradición, sino poniendo en cuestión –en conflicto intelectual– todas las verdades reveladas, que no están en la Naturaleza. Vitalismo, en suma, porque, como nos ha dicho Baroja, la vida no es sueño; antes al contrario: ¡el sueño es vida!