Es mucho más que un diccionario de la lengua. Es una enciclopedia, una fuente cultural de la época — imprescindible para historiadores, filólogos y lectores cultos en general. Se trata de la versión definitiva del «Tesoro». A la edición de 1611 se ha integrado el «Suplemento» preparado por Covarrubias para una segunda edición que nunca se produjo. Se anexan las adiciones de Noydens en su edición de 1673 y un DVD-Rom. «El mayor elogio que se puede hacer a un diccionario es decir que puede leerse. Sí: no consultarse [...] sino disfrutarse. [...] El Tesoro no es un diccionario tal y como hoy lo entendemos: más que hablar de palabras, habla del mundo. Es un híbrido entre diccionario y enciclopedia.» José Antonio Millán