Cuando se planta un árbol se clava a su lado una vara o estaca más alta y más fuerte para que le sirva de apoyo en su crecimiento. Si eso lo hacemos con un árbol, ¿qué no deberÃamos hacer con una persona? ¿No necesitan nuestros niños tutores? Los propios padres son los mejores y genuinos tutores. Pero cuando se enfrentan a los avatares de la educación institucionalizada, ¿es deseable dejarlos solos en su desarrollo?¿Qué es ser profesor? ¿Qué es ser tutor? ¿Pueden separarse las funciones docentes y tutoriales? ¿Puede un profesor abdicar de sus responsabilidades de guÃa, acompañamiento y asesoramiento de sus alumnos? ¿Es posible ser un buen profesor y no ejercer labores de tutor? Ésta y otras cuestiones constituyen el punto de partida de este libro; hemos intentando responder a las mismas, aún considerando que no hay respuesta únicas ni verdades absolutas. Sólo existe el camino en su búsqueda.El primer capÃtulo se centra en definir la orientación educativa como proceso sistemático de ayuda a los individuos a lo largo de todo su ciclo vital y no sólo en su periplo escolar; también conceptualiza la tutorÃa como orientación llevada a cabo por el profesor-tutor en el ámbito de su competencia, finalizando con el establecimiento de las relaciones entre ambas. El segundo capÃtulo establece las grandes áreas de intervención en orientación y tutorÃa: orientación vocacional y profesional.Atención a la diversidad, orientación de los procesos de enseñanza y aprendizaje y orientación para la prevención y el desarrollo humanos. El tercer capÃtulo describe el sistema institucionalizado de orientación, es decir, cómo nuestro sistema educativo garantiza la realización práctica del derecho de nuestros alumnos a la orientación establecido en la legislación educativa vigente. El cuarto capÃtulo se centra en el desarrollo de la actividad tutorial por parte de los profesores, mientras que el quinto aborda las distintas técnicas e instrumentos al servicio de la misma.
