Entre historias de luces malas y 谩nimas en pena, surgi贸 una de los entierros, inquietando mi razonamiento, oblig谩ndome a discernir con el narrador de turno. Pero cualquiera puede verlos, dije muy seguro, recordando mi experiencia. Fue entonces cuando todo murmullo ces贸 y varios pares de ojos sorprendidos e incr茅dulos enfocaron su atenci贸n en mi dudosa personita; mord铆 con ansiedad mi carrillo izquierdo y baj茅 la vista avergonzado, comenzaba a arrepentirme de haberlo hecho, por la forma en la que me miraraon. El anciano volvi贸 a insistir en que no era como yo cre铆a, s贸lo las almas inocentes, las que no ten铆an malas intenciones, encontraban los entierros. Nadia Maricel C茅spedes nos descubre un mundo fronterizo y convulso donde traici贸n y modernidad luchan por imponer una certeza finalmente sometida, por ley natural, al imperio de las pasiones humanas.