Los padres saben que son los encargados de enseñarles a sus hijos ciertas cosas básicas, tales como aprender a comer correctamente en la mesa, hábitos de higiene, así como de llevarlos a la escuela para que reciban formación, entre otros muchos cometidos. Sin embargo, la verdadera educación de los niños se completa con la transmisión de valores como la lealtad, la honestidad, el sentido de la justicia, la tolerancia, el sentido del humor..., que les permitirán convertirse en personas íntegras, vivir en armonía con los demás y distinguir entre lo que es bueno o malo para sí mismos y para el mundo. Los autores de este libro nos ofrecen, precisamente, prácticas y sencillas maneras de transmitir a los hijos los valores morales necesarios para que aprendan el equilibrio entre sus deseos personales y las necesidades del grupo social.