La humanidad ha alcanzado la plenitud física al extender su interacción a todo el planeta, iniciándose la formación de una conciencia común a partir de la imagen global que ofrecen los satélites artificiales. La plenitud de esa conciencia sólo se logrará si se reconoce en cada ser humano a un generador de axiomas y se desarrollan los conectores que los enlacen a todos de forma lógica, sin privilegios ni exclusiones.