La identificación de la masculinidad con la razón ha influido de manera determinante en los conceptos caracterÃsticos de la modernidad y en las filosofÃas y teorÃas sociales dominantes en Occidente. La razón se ha definido en oposición a las emociones, asà como la mente se ha contrapuesto al cuerpo y la cultura a la naturaleza. Mientras tanto, los hombres han aprendido a dar por sentado que tienen razón. Esto ha dado lugar, según Seidler, a una forma �irrazonable� de razón que ellos usan para legislar y hablar en nombre de otros sin haber aprendido a hablar de modo más personal sobre sà mismos ni a revelar (y revelarse) su intimidad. Las emociones y los sentimientos no se consideran formas de conocimiento porque se los tacha de �personales� y �subjetivos�, en contraste con la �objetividad� y la �imparcialidad� de la razón. Además, como es sabido, equiparar la razón con lo masculino ha servido para que los �racionales� hombres se arroguen y ejerzan poder sobre las �emocionales� mujeres. En este libro se muestra cómo desde la Ilustración se ha excluido y silenciado a los considerados �otros�, en particular �otras�, debido a lo que se interpreta como una mayor cercanÃa de éstos con la naturaleza, y cómo se han definido los criterios a partir de los cuales dichos �otros� han de demostrar que son racionales para asà alcanzar la categorÃa de humanos. Basándose en las enseñanzas del feminismo y de la ecologÃa, La sinrazón masculina sostiene que los hombres tendrÃan que explorar crÃticamente su potencial para experimentar todo aquello que nuestra tradición intelectual y filosófica les ha impedido siquiera reconocer.
