No es solo un tÃtulo; este libro tiene de verdad un agujero troquelado por el que van y vienen los personajes de lápiz u papel y por el que no podrán evitar entrar los lectores infantiles a los que se les ofrece una ventana abierta a la fantasÃa. Encontrar un agujero es, sin duda, la mejor forma de escapar de un libro, sobre todo si resulta que ese agujero es mágico y, a través de él, uno puede descubrir el mundo real. Esos es lo que le sucede a la bulliciosa familia de ratoncillos que habita en este espectacular libro.