Lucy Fly ha vivido en Tokio durante más de diez años en un apartamento diminuto situado sobre una gasolinera. Japón fue el destino más lejano de su pueblo natal por el que se decantó, para así alejarse de un ambiente familiar hostil y encontrar el anonimato que tanto anhelaba. Habla el idioma con fluidez y se gana la vida traduciendo complejísimos manuales de instrucciones. Es el tipo de mujer con quien a las mujeres les gusta estar ya que, según ella, representa la fealdad que define la belleza de las demás, a pesar de que sus amigas se pueden contar con los dedos de una mano. La vida de Lucy da un giro de ciento ochenta grados cuando el cuerpo de su amiga Lily aparece flotando en la bahía de Tokio y la policía la detiene como sospechosa. Un testigo vio a las dos chicas discutiendo la noche en que Lily desapareció. ¿Podría Lucy ser la asesina de Lily? En la madrugada del arresto, Lucy decide confesar mucho más al lector que a la policía sacando a la luz su pasado más recóndito.