Las sociedades democráticas contienen elementos totalitarios que es necesario sacar a la luz. Constituyen la primera amenaza contra las libertades y los derechos de los ciudadanos y, no obstante, a menudo la opinión pública los apoya, la política los utiliza y la legislación los sanciona. En la base de ello se sitúa el diseño de algunos sistemas de enseñanza occidentales de las últimas décadas, laboratorio y terreno de pruebas de conceptos y prácticas beneficiosas sólo para clientelas sociopolíticas muy concretas.