¿Cómo enviar y recibir un e-mail? ¿Cómo adjuntar un archivo a un mensaje? ¿Cómo conseguir gratis su propia dirección de correo electrónico? ¿Cómo buscar una dirección de e-mail? Cómo leer los e-mails si está de viaje y en cualquier ordenador? Estas y otras respuestas no pueden ser ignoradas por personas que necesiten optimizar su tiempo, sus recursos y si dinero, en un mundo que ya adoptó al e-mail como la herramienta de comunicación por excelencia. Podríamos considerar que el correo electrónico es el padre de Internet. Nació como una serie de utilidades que permitían transferir ficheros entre dos máquinas y ordenar la ejecución remota de diversas aplicaciones. En paralelo con estos programas, todos los sistemas incluían una utilidad para intercambiar mensajes entre los diversos usuarios de un sistema. Esta utilidad se enominaba mail. Pronto surgió la idea de que los intercambios de mensajes podrían producirse entre varias máquinas. En ese momento surgió la necesidad de establecer un mecanismo para saber de dónde venían los mensajes, a dónde iban, y cómo y por dónde debían encaminarse. Con el surgimiento de ARPANet y las primeras redes locales, la complejidad del sistema de correo, del encaminamiento y los problemas añadidos de gestión de listas y modos de conexión entre máquinas, hacen que crezca en complejidad. Así, en 1980 se publican los primeros borradores sobre lo que será la futura InterNet y aparece el primer protocolo específico para transferencia de correo electrónico.