Ya en el siglo XVIII, en pleno auge de la utilización de los clisteres o enemas como terapéutica universal Mr. Jorge de Lafaye refiere en su libro titulado Principios de Cirugía traducido en 1777 al español por Juan Galisteo y Xiorro, el uso de los enemas con leche y almendras para mejorar la nutrición de los pacientes. Durante muchos años la nutrición enteral de los pacientes ha sufrido una atención irregular, y en la mayor parte de los casos su utilización se ha apoyado sobre actividades excesivamente voluntarias. Tan solo en los últimos años la nutrición enteral se ha dotado de un cuerpo de doctrina que ha contribuido notablemente a cimentar su progresiva introducción en la práctica hospitalaria. Consecuentemente el desarrollo y posterior comercialización de un cada vez más numeroso grupo de productos listos para su administración por sonda está facilitando la implantación de este tipo de nutrición. La progresiva disponibilidad de bombas de infusión es otro factor que contribuye tanto a la administración correcta como a disminuir el trabajo de enfermería y por tanto a su cada vez más sencilla aplicación. Este que podemos llamar época moderna de la nutrición enteral tiene todavía una relativa juventud en todo el mundo y por ende en nuestro país. En España se realizó en 1985 el primer curso específicamente encaminado a mostrar indicaciones, metodología, ventajas y desventajas de la nutrición enteral en el paciente crítico. En el que condicionado por la demanda se celebró al año siguiente, participaron como profesores muchos de los que en el presente volumen escriben varios de los capítulos más relevantes. Se trata de grupos que tanto fuera como dentro de nuestro país representan las posiciones más avanzadas tanto en la práctica clínica como en el campo de la investigación. Por ello no resulta sorprendente que los temas expuestos aunen un gran sentido práctico junto a la puesta en d&am
