Figura clave del humanismo europeo, su vida errante le llevó a residir en paises tan diversos como Inglaterra, Francia, Italia y el mosaico de ciudades que componían los Países Bajos. Sin embargo, nunca aceptó las invitaciones que se le hicieron para venir a España y en la historia ha quedado su célebre Hispania non placet. A pesar de ello, Erasmo contó en nuestro país con entusiastas protectores, tanto en las esferas eclesiásticas como en los círculos del Emperador, que hicieron posible la difusión de sus ideas. Por tanto, el objetivo de la exposición es recrear la figura del Príncipe de los humanistas, su obra y su pensamiento, vinculándolo especialmente con España. Para ello, nos acercamos al personaje desde un compromiso intermedio en el que a la vez que mantenemos su contexto histórico y el discurso biográfico, indagamos en el territorio artístico en el que se planteó la legitimidad y el uso del arte religioso. Salamanca, ciudad universitaria, fue en el siglo XVI un importante centro académico en el que se vivió la controversia e incluso el rechazo a la teología erasmista, a pesar de los eminentes defensores que en ella se encontraban, como Fonseca, Calvete de Estrella, Francisco de Bobadilla y Mendoza, o Núñez de Guzmán el Pinciano. El Patio de las Escuelas Menores de su Universidad es además un excepcional ejemplo arquitectónico de lo que era un centro de formación universitaria y humanista en el Renacimiento. La exposición se presenta el año en que Salamanca ostenta la condición de Capital Cultural de Europa .
