Olvidar implica dejar de tener memoria. Es a partir de esta premisa en la que podríamos enmarcar esta obra colectiva que centra su interes en la memoria dentro de un contexto concreto: Internet. Somos lo que recordamos que fuimos y en ese proceso nunca estamos solos. Hasta ahora y de forma primordial se han articulado herramientas normativas para que sea el propio individuo, en base a su interes legítimo y dimensión subjetiva del tiempo, el que determine su presencia y permanencia en la red. La atención apresurada por olvidar, por configurar jurídicamente un derecho al olvido, ha motivado el interes por preguntarnos que implicaciones y efectos puede llegar a tener dejar de tener memoria en el entorno digital. La actual y abrumadora cantidad de datos necesitan ser abordados desde una perspectiva multifocal capaz de incidir en su calidad y valor, así como en su puesta en conexión con otros datos, con los factores externos que condicionan su producción, pero sobre todo con las repercusiones sociales de su atención, control y utilización. Además, estas circunstancias se agravan, en parte, por la dificultad de conformar y adoptar medidas en un marco espacio temporal difuso: ¿que ocurre cuando el recuerdo ya no se sostiene un espacio esencialmente físico?, ¿constituye Internet un
