Fracturas y ficciones (1985-1992), perfila el retrato caleidoscópico de un tiempo de prosperidad amable, donde se reserva un espacio protagonista para una España recién ingresada en las instituciones europeas, y cuya visibilidad internacional culminaría con los Juegos de Barcelona y la Expo de Sevilla, dos eventos que sirven de telón de fondo a cien artículos breves sobre arquitectura, historia, arte y sociedad.