La relación constante entre colegas de distintas disciplinas, entre profesionales y pacientes, y la voluntad de obtener los mejores resultados en salud en un entorno sostenible, hace que podamos hablar de las instituciones sanitarias como organizaciones altamente complejas. Esta afirmación, cada día más evidente, nos convierte en agentes activos en la gestión de la salud de los ciudadanos, y debería obligarnos a aprovechar lo mejor de cualquier organización, incluso de aquellas aparentemente muy alejadas de nuestro ámbito, para optimizar la gestión de nuestra propia organización. Lejos de dejarnos intimidar por lo que supone incorporar métodos y estrategias de organizaciones y empresas que nada tiene que ver con el sector salud, debemos favorecer su asimilación si con ello podemos conseguir mejores resultados. Empresas del sector digital, como Apple o Microsoft, o del sector de la automoción, como Toyota, nos ofrecen muestras de cómo conseguir una mejora continua, con objetivos bien definidos y asumibles, a partir de liderazgos sólidos y siempre contando con la participación de los profesionales que componen sus respectivas organizaciones.
