La historia judía está marcada por las dispersiones y las sucesivas diásporas dentro de la diáspora, dice Luis S. Krausz, profesor de literatura hebrea y judia en la universidad de Sao Paulo (USP). Esta hitaria comienza con la destrución del Templo de Salomón por el rey Nabucodonosor en el siglo VI antes de cristo, cuando los judios fueron llevados a Babilonia y seguirán con las sucesivas diásporas hasta el siglo XXI. Es por ello, por lo que España y las ciudades que dieron vida a ese pasado, tal es el caso de Cuenca,, deben expresar su condición de ciudades donde la huella judía condiciono su propia historia y con ello potenciar la cultura de Serafad como medio de reconocimiento y solidaridad de los pueblos.