Durante buena parte de mi vida he sido maestra. No ingrese en Magisterio con una clara vocación docente. Sabía, sí, que me interesaban los niños: que, si fuera medico, me especializaría en pediatría y, si fuera juez, en menores. Sabía tambien que era curiosa para el conocimiento y me gustaba transmitir lo que aprendía. El compromiso con los alumnos y compañeros ha sido un buen viaje para la vida. No existe poder de transformación más grande que el de un maestro sobre su discípulo, ni poder de transformación más bello que el de un discípulo sobre su maestro. Todo lo que se de la educación se ha fundamentado en el encuentro con personas y lo he recibido a traves de ellas. De mis alumnos y de mis compañeros, de todos aquellos con quienes han cruzado la línea de mi vida, aprendí y aprendo. A diario (Carmen Guaita).