Los años 70 fueron los de los pantalones de pata de elefante, las camisetas ceñidas, los jerseys con estampados imposibles, en los que se mezclaban los cuadros, las rayas y las flores en una combinación cromática que hoy en día causaría epilepsia. Fueron los años de los inviernos en que nevaba en la ciudad, y nos vestían con abrigo, leotardos, pasamontañas y bufanda como si fuésemos a conquistar las cumbres del Himalaya y también los años de las interminables caravanas para llegar al destino de verano, la canción pachanguera de cada año, los Frigopies y los cuadernos de vacaciones Santillana. La muñeca Nancy seguía la moda y los Madelman y Geyperman eran los protagonistas de nuestras aventuras infantiles. Y los adultos se vestían como hippies, con lentejuelas y plataformones, y a finales de la década aparece la moda disco y los punkies. Demasiados cambios para una sociedad que estaba a años luz de lo que se mostraba en los medios de comunicación. Pero es igual, nosotros pensábamos que éramos muy modernos.