En los últimos años de su breve vida, Caravaggio ha sido un fugitivo, amenazado con la pena de muerte, pero incluso con ese estado de ánimo ha sabido crear obras memorables. El carácter violento y el coraje de renovar la pintura de modo radical son los dos extremos dentro de los cuales se desenvuelve la historia novelesca y sublime del pintor. El sentido lombardo de la realidad, humilde y humana, desencantada y ardiente, choca con los fastos de la Roma de los príncipes y los cardenales: el resultado es un arte nuevo, dramático y maravilloso.