El IV centenario de la publicación de la primera parte del Quijote de Cervantes nos estimula para preparar la celebración de la existencia del que siempre será nuestro libro por antonomasia. Libro permanentemente abierto, pozo sin fondo de conocimientos y saberes, motivo sin fin de estudios y reflexiones, canto sin ambages a la libertad y a la tolerancia, denuncia clara de situaciones de injusticia todavía hoy en vigencia, orgullo de la lengua y de la cultura castellanas, la inmortal obra del alcalaíno universal admite infinidad de acercamientos e interpretaciones. Este libro se ha hecho en el espíritu de las palabras del propio Don Quijote: El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Si entre sus posibles bondades y méritos se cuenta el servir de estímulo para que aborden la cervantina obra maestra quienes todavía permanecen ignorantes de ella, y de acicate para mover a una relectura más profunda y meditatida a quienes ya la conocen, mejor que mejor. Miel sobre hojuelas.