La sangre y energía, necesarias para nutrir el cerebro, músculos, huesos…, y permitir que los órganos realicen su función vital, comienzan a fluir por el organismo tan pronto como el alimento penetra en el estómago. Alimento y aire son los soportes que permiten la continuidad de la vida mediante transformaciones complejas que tienen lugar en los órganos, quienes precisan de esos alimentos para cumplir con su función. Pero ¿cómo el aire, viento, frío o calor pueden lesionar nuestro cuerpo? ¿Por qué un enfermo reumático no tolera el frío o el viento. ¿Por qué las alteraciones emocionales o de la personalidad muestran lesiones en determinadas partes de la piel? Un complejo sistema de canales energéticos recorre nuestro cuerpo permitiendo explicar estas y otras muchas cuestiones. Por eso, este libro es de lectura obligada.