Al vuelo de la página, de Juan Malpartida, es un diario que abarca la última década del siglo XX. El autor no se limita a reflejar su punto de vista, sus observaciones sobre literatura, filosofía, política y vida literaria, sino que deja testimonio de su diálogo con escritores, desde la lectura pero también desde la amistad, como Octavio Paz, Fernando Savater, Juan Gil-Albert, Enrique Molina, Charles Tomlinson y muchos otros que vemos aparecer en estas páginas que se convierten, así, en un testimonio histórico. Si la voz que aparece en los diarios suele ser la que se retira para ver el mundo, el diario como un pequeño gabinete, aquí, sin excluir esta faceta, vemos a un poeta, narrador y ensayista que trata de sostener la subjetividad en el diálogo, no siempre fácil, con los otros. Toda voz congrega un conjunto de voces. En este sentido, Al vuelo de la página es un ensayo siempre recomenzado pero que no deja de avanzar en un testimonio que se niega a tesis alguna. Lo que se despliega es el tiempo, y Malpartida recurre tanto a lo narrativo como a lo reflexivo, a la estampa como al periodismo (hay numerosas reflexiones críticas sobre nacionalismo, terrorismo e identidad); pero también sobre el fenómeno poético (Paz, Machado, Heidegger), la memoria y las pasiones. Asistido por el demonio de la analogía, este diario, como quien camina entre la multitud, mira en direcciones muy diversas; lo que sale al paso: hechos, obras y nociones literarias, como la del diario mismo. En el periodo que ocupa Al vuelo de la página, 1990-2000, el autor escribió además diversas obras de poesía (publicadas en la ed. Pre-textos), ensayos, como los recogidos en La perfección indefensa (FCE) y Los rostros del tiempo (Artemisa) y la novela La tarde a la deriva (Ed. Galaxia Gutenberg), así como traducciones de Charles Tomlinson, T. S. Eliot y André Breton.