Haber titulado este libro así, A la sombra del santo del día , obedece, en realidad, sólo a un pretexto para poner en ristra una serie de recuerdos, de anécdotas deshilvanadas o de reflexiones someras en torno a personajes, reales o de ficción literaria o simplemente inventados, cuyo nombre se corresponda con el del santo del día. Se trata de un sedicente y falseado Año Cristiano, en el que los Santos quedan reducidos al papel de mero pretexto. En el punto de partida, hay muchos mártires, pero no se habla de martirio; muchos obispos y clérigos, pero nada episcopal ni clerical aparece. Por otro lado, el autor confiesa que su tarea ha sido a veces difícil, dada la profusión de nombres, muchos de ellos muy raros y otros repetidos, del santoral. Al fin, el empeño se ha cumplido, con la buena intención de haber logrado amenidad y entretenimiento. Y, puesto que este volumen contiene sólo los seis primeros meses del año, queda la esperanza de que al lector le guste y aguarde los otros seis que han de publicarse en un segundo envío, aún no escrito por completo. Si la sombra de la edad, clemente como la de los propios santos, lo permite.
