Seres fracasados que, a punto de tocar fondo, toman las riendas de su destino antes de que la suerte se les escape entre las manos una vez más; parejas que, como funambulistas, recorren o tensan la cuerda floja del afecto y la felicidad conyugal; situaciones que revelan el enorme vacío tras la marcha de quienes nos dejan, pero también el peso de las ausencias, las nuevas responsabilidades y cargas, los conflictos latentes que siguen irresueltos tras la pérdida... Tras Alguien que me ciude (2004) y La mujer del bombero (2006), Tropismos completa la publicación de los relatos cortos de Richard Bausch con ¿No te alegras por mí?, antología que lleva el sello inconfundible de su autor y muestra, una vez más la genialidad que le ha valido ser reconocido por crítica y público como un virtuoso de este género, quizá el mejor cronista del desafecto. Sus escuetos pero reveladores diálogos, su minuciosa pluma para la precisa descripción de las incertidumbres, las sospechas, los malentendidos o los miedos de unos personajes en situaciones límite con quienes, no obstante, no podemos sino identificarnos nos sirven en cierto modo de lupas de aumento gracias a las cuales avistamos los riesgos ocultos en ese campo de minas de la vida cotidiana, en el que cada palabra, cada decisión o cada omisión puede hacer volar por los aires la aparente calma.