La filosofía taoísta -que nos guiará por este camino de conocimiento - contempla la necesidad de contacto y de intimidad a lo largo del ciclo vital, desde el recién nacido hasta las caricias más íntimas de los adultos. Esos acercamientos nos ayudan a abrir el camino hacia el otro y, con ello, a lograr el bienestar, la armonía y la felicidad.