Las palabras de este libro quizá no satisfagan nuestra ansia de información respecto de nosotros mismos, aun cuando la mente puede usarlas superficialmente de ese modo. En lugar de sólo transmitir conocimiento acerca de nosotros mismos, nos invitan a que cada uno detenga sus surcos automáticos de pensamiento (parar, mirar y escuchar de manera fresca este mismo momento de reacción, de deseo, temor, dolor y placer).AsÃ, la palabra escrita puede ser guÃa no sólo para vernos a nosotros mismos bajo una nueva luz sino también para participar en la asombrosa quietud de la conciencia que hace que nuestro condicionamiento se torne transparente y se vea claramente como condicionamiento. El inmenso desafÃo para cada uno de nosotros es el siguiente: ¿Podemos vivir nuestra vida cotidiana, al menos por momentos, en el milagro de la presencia que es la fuente creativa de todo?