Yo nunca he sido joven, no sé lo que es ser joven. Recuerdos de adolescente, de ésos que tienen los pilluelos, no tengo...¿Pero a quién le interesan mis miserables historias...Asà comienzan las memorias de Andrés Iniesta López, encarcelado a sus 17 años por el régimen de Franco. Cuando escribió estas lÃneas tenÃa 60 años. Este cambio esperanzador le dio la fuerza necesaria para sentarse ante su vieja Olivetti y extraer de su portentosa memoria aquellos fantasmas del pasado que tanto le atormentaban.Y entonces, todo emergió: su infancia en Uclés, la irrupción de la Guerra civil, la implacable represión que sufrió su familia, la privación de libertad, las humillaciones cotidianas, la terrible rutina de los furilamientos al alba...Pero El niño de la prisión nos habla también de la solidaridad entre los presos, del valor de los condenados frente a la muerte y de la resistencia de un niño por sobrevivir en un mundo de hombres envilecidos.