Un chico de trece años pasa el verano con su tío antes de ingresar en una estricta escuela religiosa. El tío, un bibliófilo maravillosamente descrito, es Prelado y Monseñor. Como bibliotecario, es el responsable de la biblioteca monástica de St. Gallen, famosa en todo el mundo occidental, mientras su ama de llaves, la señorita Stark, buena conocedora de la Biblia pero falta de conocimientos firmes acerca de la lectura y la escritura, vigila al muchacho con mano de hierro. Al chico se le ha encontrado un trabajo adecuado: será proveedor de zapatillas a la entrada de la biblioteca, un hermoso espacio barroco que comprende toda la sabiduría clásica, donde los visitantes están obligados a meter sus zapatos en zapatillas protectoras antes de poder pisar el valioso suelo de madera. Mientras cumple con sus obligaciones, arrodillándose a los pies de los visitantes, el atrevido chaval descubre su gusto por las medias y por lo que se esconde bajo las faldas. También descubre que tiene una nariz, un sentido del olfato que, de forma paulatina, se apodera de él y deja libre su fantasía, su Eros. Algo que no pasa desapercibido para la señorita Stark. El precoz joven nos relata ese verano memorable y el despertar de su sexualidad, mientras va descubriendo en los viejos libros de la biblioteca la historia de su familia, antes de la Segunda Guerra Mundial.