El ciudadano tiene derecho a disfrutar de una buena Administración Pública. Una buena conducta administrativa es básica para el progreso de un país y para poder contar con la confianza y el apoyo del público, así como para acercarlo a la Administración. Para no tener duda de cuál debe ser el comportamiento del funcionario delante de terceros, es necesaria la existencia de un Código de Ética o de buena conducta administrativa que pueda calificar cualquier situación de duda y que pueda servir de referencia, porque muchas veces no hay respuestas correctas o equivocadas, sino diferentes soluciones posibles a determinados dilemas, y el funcionario es quien en definitiva tendrá que escoger el más adecuado, respetando la ética. En este libro se analiza el estado de la cuestión a nivel internacional y se exponen toda una serie de principios a considerar cuando se diseña un Código de Ética en la Administración Pública.