De nuevo el ingenioso y ocurrente Ciro Blume, de la pluma e imaginación de Antonio Civantos, nos sorprende con una de sus interesantes aventuras de trama negra, en las que el habilidoso detective, al socaire de un crimen misterioso y sorpresivo, nos traslada al viejo Madrid, a sus rincones más atractivos y familiares, donde Antonio Civantos y Ciro Blume encuentran siempre los restaurantes más entrañables y los manjares más apetitosos de su peculiar gastronomía novelesca. En un lenguaje llano y directo, sembrado de expresiones y ocurrencias típicas del momento, entre evocaciones y descripciones de curiosos personajes- que a veces se parecen demasiado a la realidad - y situaciones increíbles, las andanzas de Ciro Blume cumplen esas funciones esenciales de toda novela, que son entretener e ilustrar a sus lectores. El entretenimiento se apoya en los complejos embrollos policiales que el autor va planteando y resolviendo con singular maestría; inspirándose en el ya consabido cuadro que esconde en sus entrañas artísticas misterios y claves del pasado, lo que aprovecha el autor para recorrer museos y estilos pictóricos que quieren ser lecciones de arte. De cualquier escena más o menos vulgar y corriente, va introduciendo al lector en urdimbres enrevesadas que toman cuerpo en los más variados escenarios urbanos; con ello la emoción va «in crescendo» hasta el desenlace final, siempre sorprendente. La labor ilustrativa va pareja a la propia emoción, pues las novelas de Ciro Blume nunca son asépticas. Reflejan un Madrid misterioso, encantador y sugerente, donde se puede gozar de una variada y sabrosa gastronomía, siempre regada de excelentes vinos, entre los que se hace cierta publicidad encubierta de los caldos extremeños, y de otros placeres sofisticados; a veces, no muy inocentes, que dan ese sabor salpimentado y picantillo que tanto atractivo tiene para animar la narración. La edición, asequible y muy cómoda de manejar, facilita enormemente disponer de un momento de asueto, leyéndola en cualquier situación y circunstancia; en el metro, en el autobús o en la oficina... son los ambientes id
