Desde finales del siglo XIX muchas cosas han cambiado, pero el fútbol sigue conservando el elemento esencial de cualquier juego. La doble cara del fútbol, la de reproducir la cruda realidad, pero a la vez dar espacio a que aparezcan héroes insospechados y se produzcan momentos inolvidables es lo que hace de su historia algo de lo que vale la pena escribir y leer.