Laura, una mujer extraviada en el laberinto de sus propias contradicciones, rememora, a raíz de la muerte de su tía, la influencia decisiva que esta mujer ejerció en su porvenir a la hora de esclarecer las incógnitas existenciales que la maniataban. Presa de una educación autoritaria, Laura nunca pudo ser dueña de sus propias decisiones; sólo después de marcharse a Alemania y convivir durante cinco años con la tía Anna, y gracias a las enseñanzas que ésta le concedió en el plano espiritual, pudo retomar las riendas de su vida y vivir una vida plena.