Reconocido internacionalmente desde comienzos de la década de 1980, la obra escultórica de Miquel Barceló ha sido abundante, no pocas veces monumental y muy variada, pues ha abordado también las modalidades de instalación y la performance, por no hablar ya de sus creaciones escénicas. Por lo demás, es complicado separar en la obra del artista mallorquín lo que tiene de pictórica y de escultórica, no solo porque es difícil discriminar las fronteras entre estos dos géneros en el arte de nuestra época, sino porque su amor por la materia está inscrito en el ADN de su personalidad creadora.