Gracias a la colusión del individuo con el sistema, el hombre que se enajena en la producción se recupera a sí mismo en la adquisición; y en la tenencia renovada de objetos el hombre se siente sobrevivir ante la repetida mortalidad de los objetos-signos. En las modernas sociedades de consumo los objetos ya no se producen para satisfacer necesidades básicas o secundarias del ser humano, sino que pasarán la mayoría de ellos desapercibidos entre el magma de producción incontrolada de las sociedades superindustrializadas contemporáneas. Lo importante ya no es satisfacer una necesidad, sino que interviene en el consumo signos de un juego freudiano en el que participan las más profundas motivaciones del hombre, y también las más superficiales. El sistema de los objetos es una obra fundamental para adentrarse en el pensamiento de Baudrillard y el análisis que hace de la sociedad consumista.