Reza un proverbio africano que, ?para educar a un niño, hace falta toda la tribu?. Este pensamiento es, de suyo, lo suficientemente elocuente y profundo como para justificar unas amplias reflexiones acerca de las graves enfermedades que presenta nuestro sistema educativo. De entre todas ellas, la libertad de conciencia es, tal vez una de las más sensibles a la acción de los jerarcas del Estado y de las Comunidades Autónomas, empeñados en trasladar a las aulas un modelo específico, ideologizado y partidista, de enseñanza, conscientes de que, según sea ese modelo, así se será el resultado de la acción del mismo en las mentalidades de las nuevas generaciones.